Morelia, Mich., 29 de enero de 2025
Tras la debacle electoral de 2024, el PRI y el PAN enfrentan una de sus mayores crisis políticas. El PRD desapareció a nivel nacional, el PAN perdió Yucatán y el PRI sigue en caída libre. Ahora, ambos partidos buscan estrategias para mantenerse con vida de cara a las elecciones de 2027, donde se renovarán varias gubernaturas, incluyendo Michoacán y Veracruz.
El dilema para el PRI y el PAN es claro: unir fuerzas o resignarse a la irrelevancia. El PRI y el PAN tienen dos opciones: unir fuerzas o resignarse a seguir perdiendo terreno. La fragmentación de la oposición ha favorecido a Morena y sus aliados del PT y Verde, pero ahora el PRD local, que siguen consolidando su control político en la entidad. Sin embargo, la falta de liderazgos fuertes en el partido guinda y la división de grupos inconformes podrían abrir una ventana de oportunidad para la oposición si logra reorganizarse.
En Michoacán, el PAN ha perdido protagonismo y el PRI apenas sobrevive con estructuras desgastadas. En 2021, su alianza con el PRD no logró impedir el triunfo de Morena, y sin el sol azteca en la ecuación podría ser reescructurada con Movimiento Ciudadano, aunque su margen de maniobra se reduce aún más. Aun así, una posible coalición opositora podría capitalizar el desgaste del gobierno actual, siempre y cuando logre presentar una alternativa viable y atractiva para el electorado.
Los riesgos de la alianza. Si bien una coalición opositora podría dar pelea en 2027, los problemas internos del PRI y el PAN podrían hacerla inviable. La resistencia de militantes panistas a pactar con el priismo tradicional, así como la falta de liderazgos frescos en ambos partidos, son barreras que podrían hacer que la alianza se desmorone antes de consolidarse.
Mientras tanto, Morena sigue avanzando, aprovechando las divisiones de la oposición. Si el PRIAN no logra reestructurarse pronto, 2027 podría ser otra elección en la que la oposición termine reducida a escombros.