Morelia, Michoacán, 15 de enero de 2025.
La captura de Ismael “El Mayo” Zambada el pasado 25 de julio de 2024 marcó el fin de una de las carreras criminales más largas y trascendentales de México. El líder del Cártel de Sinaloa fue arrestado por agentes de la DEA y el FBI durante una operación conjunta en el aeropuerto de Santa Teresa, Nuevo México, tras una investigación minuciosa que lo rastreó por más de cinco décadas.
En una publicación del periodísta Cristian Alanis, detalla que: El arresto, que se llevó a cabo sin disparos, fue facilitado por la cooperación binacional y una sorpresiva traición de Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán. La noticia de su captura puso sobre la mesa una vez más la relación entre el narcotráfico y las políticas de seguridad en México, especialmente la estrategia de “abrazos, no balazos” del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
En una entrevista inédita con María Scherer, Zambada sorprendió al respaldar la polémica política de AMLO, afirmando: “Tiene razón el presidente. Los balazos son peligrosos”. Esta declaración ha generado debate entre quienes critican la estrategia, acusándola de permitir que las organizaciones criminales operen con mayor libertad, y aquellos que defienden su enfoque de reducir la violencia.
Además, Zambada ofreció una visión escalofriante de la colusión entre el crimen organizado y las autoridades. En sus propias palabras: “Conozco a gente metida en todos lados. En la policía municipal, en la estatal, en la federal”. Este testimonio resalta la profunda infiltración del narcotráfico en las instituciones gubernamentales y plantea interrogantes sobre la posibilidad de desmantelar las redes de corrupción que permiten su operación.
Las revelaciones de Zambada reavivan el debate sobre cómo abordar el narcotráfico y la violencia en México, poniendo en evidencia los desafíos que enfrenta el país para reformar sus políticas de seguridad y erradicar la corrupción que permea en todos los niveles del gobierno.