Zitácuaro, Michoacán, 10 de enero de 2025.
El comercio ambulante en Zitácuaro ha llegado a un punto crítico. Bajo la administración del expriista y ahora morenista, Antonio Ixtláhuac Orihuela, el descontrol y la falta de regulación han convertido esta problemática en un verdadero caos urbano. En lugar de resolver el desorden, el gobierno municipal ha otorgado permisos indiscriminados y promovido la creación de nuevos tianguis, en lo que muchos perciben como una estrategia política en lugar de una solución estructural.
Testimonios de comerciantes apuntan a que las organizaciones encargadas de gestionar el comercio informal han incurrido en prácticas de extorsión velada, cobrando cuotas sin rendir cuentas claras sobre el destino del dinero. Las sospechas de corrupción se incrementan, especialmente al observar que algunos líderes de estas organizaciones parecen tener nexos cercanos con funcionarios municipales.
Mientras unos pocos se benefician, los comerciantes enfrentan pagos forzados y trabajan en condiciones deplorables. Además, quienes no se alinean con los intereses políticos de la administración son reprimidos, dejando en evidencia un patrón de autoritarismo y omisiones graves.
La ciudadanía exige respuestas claras: ¿dónde está el dinero de las cuotas? ¿Por qué el gobierno permite que el desorden se perpetúe? Zitácuaro no solo sufre por la expansión desmedida del comercio informal, sino también por una administración que ha transformado este problema en un botín político-electoral.
Es urgente que el gobierno municipal rinda cuentas, implemente una regulación transparente y justa, y deje de beneficiar a unos cuantos a costa de la economía local. Los zitacuarenses merecen un gobierno honesto que priorice el bienestar colectivo y no el interés particular.