Durante su comparecencia en el Senado, la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, expuso las dificultades del Tren Maya, un megaproyecto que inició sin un plan definitivo y cuya ejecución ha triplicado su costo inicial debido a imprevistos.
Buenrostro señaló que las obras enfrentaron desafíos como zonas arqueológicas y manglares que obligaron a modificar la ruta “sobre la marcha,” incrementando los costos y complicando la planificación. Ejemplificó que ajustar kilómetros de trazado para garantizar la seguridad y velocidad del tren resultó en demoras y gastos adicionales.
Ante este panorama, propuso reformar la Ley de Obras Públicas para eliminar la obligación de presentar un proyecto completamente cerrado al inicio de una obra. Según la funcionaria, esta exigencia es “imposible de cumplir” en proyectos de gran magnitud y solo retrasa su avance.
La propuesta ha generado debate sobre los riesgos de flexibilizar las normas para proyectos de infraestructura tan ambiciosos.
