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    Ismael “El Mayo” Zambada: Revela reunión con Gobernador morenista de Sinaloa y envía mensaje de paz a su pueblo

    Ciudad de México, 9 de agosto de 2024 – En un giro inesperado en la lucha contra el narcotráfico, Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los capos más buscados de México, ha emitido una declaración explosiva desde Estados Unidos, donde afirma haber sido secuestrado y trasladado a ese país en contra de su voluntad. Pero lo que más ha llamado la atención son los detalles que revela sobre una reunión política clave que involucró al gobernador morenista de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y a Héctor Melesio Cuen Ojeda, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

    Reunión política en Sinaloa

    Según Zambada, el 25 de julio fue convocado por Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”, para asistir a una reunión con el objetivo de mediar en una disputa entre Rocha Moya y Héctor Cuen sobre el liderazgo en la Universidad Autónoma de Sinaloa. La reunión estaba programada en el rancho Huertos del Pedregal, cerca de Culiacán, un evento que, según Zambada, debía ser de naturaleza política.

    La presencia del gobernador morenista de Sinaloa, Rubén Rocha Moya en esta reunión subraya la complejidad de la política en Sinaloa, donde las fronteras entre la esfera pública y los intereses del narcotráfico a menudo se difuminan. Este encuentro, que se presentó como una mediación, terminó en una emboscada que resultó en el secuestro de Zambada y el asesinato de Héctor Cuen, según El Mayo.

    Detención y traslado a Estados Unidos

    El relato de Zambada describe una emboscada violenta en la que fue capturado, encapuchado y esposado por un grupo de hombres armados, mientras sus acompañantes fueron aparentemente asesinados. Fue trasladado a una pista de aterrizaje cercana, donde fue forzado a abordar un avión privado que lo llevó a El Paso, Texas. Allí, agentes federales estadounidenses tomaron su custodia.

    Zambada ha desmentido categóricamente las afirmaciones de que se entregó voluntariamente, insistiendo en que fue llevado a Estados Unidos bajo coacción y sin ningún tipo de acuerdo con las autoridades de ambos países.

    Mensaje de paz a Sinaloa

    En su declaración, Zambada también se dirigió al pueblo de Sinaloa, instándolos a mantener la calma y evitar la violencia. “Nada puede resolverse por la vía de la violencia,” declaró, enfatizando que la violencia solo trae sufrimiento y pérdidas para todos los involucrados. Su mensaje parece ser un intento de apaciguar cualquier posible estallido de violencia en la región tras su captura y la muerte de sus aliados.

    El llamado de Zambada a la paz contrasta con su imagen de jefe del narcotráfico, pero también refleja la realidad de Sinaloa, una tierra donde la estabilidad a menudo pende de un hilo entre la violencia y la necesidad de orden.

    A CONTINUACIÓN EL TEXTO TRADUCIDO DEL DOCUMENTO PUBLICADO POR EL ABOGADO DE “EL MAYO”.

    DECLARACIÓN DE ISMAEL ZAMBADA GARCÍA

    Desde que fui llevado por avión a los Estados Unidos desde México el 25 de julio de 2024, ha habido muchos informes inexactos en los medios de comunicación de ambos países. En esta declaración, proporcionaré los hechos verdaderos de lo que sucedió ese día. Quiero decir desde el principio que no me entregué, ni vine voluntariamente a los Estados Unidos. Tampoco tuve ningún acuerdo con ninguno de los dos gobiernos. Al contrario, fui secuestrado y llevado a los Estados Unidos por la fuerza y en contra de mi voluntad.

    A continuación, detallo cómo sucedió.

    Joaquín Guzmán López me pidió asistir a una reunión para ayudar a resolver diferencias entre los líderes políticos de nuestro estado. Estaba al tanto de una disputa en curso entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuen Ojeda, exdiputado federal, exalcalde de Culiacán y exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), sobre quién debería dirigir esa institución. Me dijeron que, además de Héctor Cuen y el gobernador Rocha Moya, Iván Guzmán Salazar también estaría presente en la reunión.

    El 25 de julio, fui al rancho y centro de eventos llamado Huertos del Pedregal, en las afueras de Culiacán, donde se realizaría la reunión. La reunión estaba programada para las 11:00 a.m., y llegué un poco antes. Vi a un gran número de hombres armados que vestían uniformes militares verdes, que supuse eran sicarios de Joaquín Guzmán y sus hermanos. Estaba acompañado por cuatro miembros de seguridad, de los cuales dos se quedaron fuera del perímetro. Los dos que entraron conmigo fueron José Rosario Heras López, un comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y Rodolfo Chaidez, un miembro de larga data de mi equipo de seguridad.

    Mientras caminaba hacia el área de la reunión, vi a Héctor Cuen y a uno de sus ayudantes. Los saludé brevemente antes de continuar hacia una sala que tenía una mesa llena de frutas. Vi a Joaquín Guzmán López, a quien conozco desde que era un niño, y me hizo un gesto para que lo siguiera. Confiando en la naturaleza de la reunión y en las personas involucradas, lo seguí sin dudar. Me llevaron a otra sala que estaba oscura.

    Tan pronto como puse un pie dentro de esa sala, fui emboscado. Un grupo de hombres me asaltó, me derribó al suelo y me colocó una capucha oscura sobre la cabeza. Me ataron y me esposaron, luego me forzaron a subir a la caja de una camioneta. Durante todo este calvario, fui sometido a abuso físico, resultando en lesiones significativas en mi espalda, rodilla y muñecas. Luego me llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 o 25 minutos de distancia, donde fui obligado a subir a un avión privado.

    Joaquín me quitó la capucha de la cabeza y me ató con bridas al asiento. No había nadie más a bordo del avión, excepto Joaquín, el piloto y yo. El vuelo duró entre 2 horas y media a 3 horas, sin escalas, hasta que llegamos a El Paso, Texas. Fue allí, en la pista, donde agentes federales de los Estados Unidos tomaron mi custodia. La idea de que me entregué o cooperé voluntariamente es completamente y categóricamente falsa. Fui llevado a este país por la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y en contra de mi voluntad.

    Estoy al tanto de que la versión oficial que están contando las autoridades del estado de Sinaloa es que Héctor Cuen fue baleado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres en una motocicleta que querían robar su camioneta. Eso no es lo que sucedió. Fue asesinado al mismo tiempo, y en el mismo lugar, donde fui secuestrado.

    Héctor Cuen fue un amigo de mucho tiempo, y lamento profundamente su muerte, así como la desaparición de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, de quienes nadie ha visto ni oído nada desde entonces.

    Creo que es importante que la verdad salga a la luz. Esto es lo que ocurrió, en lugar de las historias falsas que están circulando. Hago un llamado a los gobiernos de México y de los Estados Unidos para que sean transparentes y brinden la verdad sobre mi secuestro a los Estados Unidos y sobre las muertes de Héctor Cuen, Rosario Heras, Rodolfo Chaidez, y cualquier otra persona que haya perdido la vida ese día.

    También hago un llamado al pueblo de Sinaloa para que mantenga la calma y la paz en nuestro estado. Nada se puede resolver con violencia. Ya hemos recorrido ese camino antes, y todos pierden.

    • Ismael Mayo Zambada

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