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    En Morena… La Imposición de “Unidad” al más puro estilo PRIista.

    Autor: Tony Michoacán

    Morelia, Mich., 29/07/2024

    Mientras Alito Moreno dirigente nacional del PRI y aspirante a serlo hasta su extinción, a través de una reelección practicamente sin oposición: en Morena, el partido propiedad del presidente López Obrador, sigue un guion similar al cerrar filas a favor de Luisa María Alcalde como “candidata de unidad”. La escena política se repite con alarmante similitud: en el PRI, Alito consolidando su poder; en Morena, Alcalde, con la “bendición” del presidente y Claudia Sheinbaum, se perfila como la única opción viable a los ojos de su único líder.

    Mario Delgado, actual dirigente de Morena, afirmó que hasta el momento solo hay una candidata a la presidencia del partido, y que la propuesta será presentada al Congreso Nacional, que elegirá a la nueva dirigente a finales de septiembre. Este movimiento no solo refleja una dinámica autoritaria, sino que también sella la suerte de la contienda interna, eliminando cualquier espacio para la competencia real.

    La candidatura de Luisa María Alcalde, ya respaldada por López Obrador y Sheinbaum, se erige como la única opción viable, sin que hasta ahora se vislumbre un contendiente con fuerza suficiente para desafiarla. La decisión de Citlalli Hernández de abandonar la competencia solo refuerza la idea de que en Morena, al igual que en el PRI, la unidad se construye eliminando las voces disidentes y asegurando el control absoluto de la dirigencia.

    Es preocupante observar cómo Morena, que alguna vez se presentó como la antítesis del PRI, se está convirtiendo en una copia exacta de sus prácticas autoritarias. La democracia interna, ese principio fundamental de toda organización política, está siendo arrinconada en favor de la consolidación del poder en unas pocas manos. La elección de Alcalde, sin competencia real y con el respaldo de los líderes más poderosos del partido, no es más que una farsa que amenaza con convertir a Morena en un club cerrado, donde la voz de los militantes y la pluralidad de ideas no tienen cabida.

    Mientras tanto, la figura de Jesús Ramírez, incondicional de AMLO, se menciona como posible secretario general, aunque su nombre genera divisiones dentro del partido. La consolidación de estos liderazgos, al estilo priista, no solo debilita la estructura interna de Morena, sino que también pone en riesgo la autenticidad del movimiento que llegó al poder bajo la promesa de cambio y democracia.

    A medida que se acerca septiembre, la sombra del PRI parece alargarse sobre Morena. La falta de competencia, la eliminación de disidencias y la concentración del poder en manos de unos pocos son síntomas de un partido que, en lugar de innovar y fortalecer la democracia interna, se dirige hacia un modelo de control y exclusión que recuerda demasiado a su antecesor.

    En resumen, la “unidad” de Morena bajo la figura de Luisa María Alcalde no es más que una continuidad de las prácticas del PRI. La política mexicana, nunca evoluciono, pues una vez más, se ve atrapada en un ciclo de autoritarismo y falta de verdaderas alternativas. La pregunta que queda es:

    ¿Hasta cuándo permitirán los propios fundadores de Morena y sus simpatizantes que esta dinámica perviva?

    ¿Cuándo se alzará una voz de oposición dentro del propio Morena para reclamar la verdadera democracia y el cambio que prometieron?

    ¿Ya se habrán dado cuenta que forman parte de aquello que juraron combatir?

    Ya veremos…

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