Autor: Tony Michoacán
- El PRI parece que ya está condenado a desaparecer.
La situación en el PRI se ha puesto aún más tensa después del desastroso proceso electoral pasado, y es momento de rendir cuentas, aunque no quieran.
Primero, hay que dejar algo en claro: un partido político fue creado específicamente para ¡GANAR ELECCIONES! No para “mantener la votación”, “frenar la caída”, y mucho menos para ser una cueva de políticos de medio pelo que se conforman con resultados mediocres.
Si eres gerente de una empresa y no das resultados, te tienes que ir, aunque tengas contrato. Lo mismo debería aplicar en la política.
Ese momento de rendir cuentas ha llegado para el PRI en Michoacán, y los resultados hablan por sí mismos:
De 24 candidaturas para diputado local, ¡no se ganó ni una sola!
De 11 candidaturas para diputados federales, ¡no se ganó ninguna!
De 112 ayuntamientos, apenas se ganó un pequeño puñado.
El resultado fue, en resumen, ¡desastroso! Y después de un desastre lo lógico es que debería de haber cambios. Sin embargo, el dirigente del PRI, parece no le parecio la idea.
En ese contexto, la diputada Daniela de los Santos, en una rueda de prensa, dio a conocer los resultados del Distrito 17 local, donde sacó 24,401 votos, el mayor número de votos para una candidata en los distritos locales en todo el estado.
Esto legitima su derecho a alzar la voz y señalar los errores que ocurrieron antes y durante el proceso electoral. Entre otros puntos, señaló que fue un error no concretar la alianza en los distritos de Morelia con el PRD y el PAN, lo que habría asegurado al menos dos triunfos de las cuatro candidaturas. Este error provino de un desacuerdo por una candidata a regidora no bien vista por el candidato a la alcaldía de Morelia y por eso se habria reventado toda la alianza en los distritos locales…
¿Quién fue el responsable de este error? ¡El dirigente estatal!
¿Porqué?, pues pudo ser falta de capacidad política, aunque voces señalan causas obscuras, aunque eso no me consta.
Por otra parte, la diputada local Adriana Hernández también opinó sobre los pésimos resultados, señalando que “el PRI requiere una profunda reflexión y reestructuración”. Aseguró que “todas y todos los priistas tenemos que reflexionar sobre las causas que dejamos de abanderar y las nuevas acciones que debemos realizar”.
Sin embargo, al dirigente tampoco le pareció que estas diputadas con una carrera impecable dentro del PRI levantaran la voz exigiendo cambios. En su conferencia de prensa, literalmente se atrincheró y declaró: “Aquí estaré dos años más como dirigente, les guste o no”.
El dirigente aseguró que el “PRI de Fausto Vallejo”, el “PRI de Jesús Reina” o el “PRI de los Orihuela” ya no existen; Entonces, por deducción, está el “PRI de los Valencia”, Y ante las voces de cambios, reiteró que “ahora, no estamos para complacencias”.
Pero, solo para aclarar… en las etapas del PRI que el actual dirigente menciona, de “Jesús Reina, Fausto Vallejo y los Orihuela”, ¡sí ganaban elecciones!
Aunque tiene razón cuando dice que legalmente nadie puede removerlo de su cargo como Dirigente estatal, ni el mismísimo Alito Moreno en persona; pero moral, ética y políticamente es incorrecto que siga al frente de un partido que ha fracasado bajo su liderazgo…. En fin…
Vamos a lo verdaderamente importante…
Más allá del berrinche, hay que analizar lo que el dirigente mencionó sobre la “Asamblea Nacional” de su partido a celebrarse en los proximos días.
Aseguró que se llevarán a cabo cambios en:
- La declaración de principios
- El programa de acción
- Los estatutos
- El código de ética
Además de propuestas para cambiar:
- colores
- logo
- nombre del partido.
En términos reales, esto significa que VAN A CREAR UN NUEVO PARTIDO, pero con los mismos líderes al frente, como la previsible reelección de Alejandro Moreno, alias “Alito”, como dirigente del “ENTE político” que resulte.
Las cartas ya están sobre la mesa, pero, si se concretan las acciones que anuncia el dirigente estatal, como partido político el PRI dejará de existir. Y con ello, dejarán de existir “los priistas”.
Y si nos vamos al extremo… ¿Si se termina el PRI, también se debería de terminar la dirigencia estatal?
¡Ya veremos!
