Autor: TonyMichoacan
Morelia, Mich., 11/06/2024
El histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI) atraviesa una de sus peores crisis tras los devastadores resultados de las elecciones de 2024, que lo han relegado a la cuarta fuerza política nacional con apenas el 9,54% de los votos presidenciales. El estado de Michoacán ha ejemplificado particularmente este colapso, donde la campaña del PRI se convirtió en un espectáculo de desavenencias y estrategias erráticas, acentuando la desconexión del partido con los votantes.
La dirección nacional del PRI, bajo el liderazgo de Alejandro Moreno, conocido como “Alito”, ha sido objeto de duras críticas. A pesar de los insistentes llamados para su renuncia, Moreno ha mantenido un férreo control del partido, alargando su mandato y centralizando las decisiones, lo que ha exacerbado las tensiones internas y contribuido a la salida de líderes destacados. Esta situación ha generado un paralelismo preocupante con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que perdió su registro nacional tras no alcanzar el 3% de los votos en las recientes elecciones.
El declive del PRI no es reciente. Desde 2016, el partido ha perdido terreno de manera constante, incluyendo la presidencia en 2018 y numerosas gubernaturas en años posteriores. Bajo la dirección de Moreno, la militancia ha caído dramáticamente, pasando de más de siete millones de afiliados en 2019 a poco más de un millón en 2023. Este éxodo masivo refleja una creciente desilusión con un partido que no ha sabido adaptarse a las demandas contemporáneas. del electorado.
La campaña en Michoacán evidencia la gravedad de la crisis del PRI. Las estrategias superficiales, como el uso de un “carrito de caguamas” por el dirigente estatal, fueron ampliamente criticadas y vistas como una muestra de la desconexión del partido con los problemas reales de los votantes. Esta falta de seriedad y cohesión no solo resultó en una pérdida de votos significativa, sino que también simbolizó el estrepitoso fracaso del PRI en ofrecer una propuesta viable y atractiva para el electorado michoacano.
Frente a esta debacle, voces internas del PRI claman por una urgente renovación y modernización del partido. Con el Tribunal Electoral estableciéndose en agosto de 2024 como el plazo para iniciar el proceso de renovación de la dirigencia, hay una pequeña ventana de oportunidad para el cambio. Sin embargo, la supervivencia del PRI dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades políticas, con nuevos liderazgos y reconectar con los ciudadanos, evitando así seguir el camino de extinción que ya ha recorrido el PRD.