Tony Michoacán
Tengo infinidad de amigos que saben mucho más que yo del tema de Redes Sociales y Estrategias Digitales, y en pláticas de sobremesa hemos coincidido que en el Palacio del Presidente López Obrador, se respira una atmósfera de enojo y desesperación se percibe con fuerza en cada mañanera y entrevista banquetera.
La reciente ola de reportajes de medios naconales y extranjeros, acusando a allegados de López Obrador de recibir financiamiento del crimen organizado y “maletas de dinero” provenientes de senadores, diputados, gobernadores y alcaldes durante sus campañas presidenciales, ha desatado una tormenta política. La desesperada y rabiosa respuesta del presidente, enfocada en redes sociales, refleja una pérdida de control inusual para un líder que ha sido maestro en dominar la agenda pública y lo que el mismo llamó en su momento… “Las benditas redes sociales”.
El colapso del control narrativo de AMLO en las redes sociales revela un giro significativo en su estrategia comunicativa.
Si bien su estilo polarizador le otorgó dominio en el pasado, ahora enfrenta el dilema de haber perdido la credibilidad en una amploa parte de la población. La estrategia de confrontación que una vez lo elevó como referente, ahora amenaza con convertirse en su talón de Aquiles, especialmente en el tumultuoso terreno digital.
La era de las redes sociales ha transformado el panorama político, donde la influencia y el caos coexisten. El hashtag #NarcoPresidenteAMLO se ha vuelto un veneno para el gobierno, evidenciando la vulnerabilidad del presidente en un terreno donde antes reinaba. La incapacidad o reticencia de distanciarse de este enfrentamiento continuo puede afectar negativamente las guerras electorales, donde la gobernanza de la información se vuelve esencial.
Pero la cosa aún no termina, pues apenas ayer, en medio de este caos, el presidente abrió un nuevo frente de batalla, ahora contra YouTube. El reclamo del presidente es por la eliminación de su conferencia matutina, en la que el mandatario divulgó el número de teléfono privado de una periodista, por lo que la respuesta de YouTube fue tajante ante una violación flagrante de sus normas comunitarias.
López Obrador, en su defensa, afirmó que la investidura presidencial y la dignidad del pueblo mexicano estaban por encima de cualquier falta de respeto. Sin embargo, esta confrontación con YouTube subraya los desafíos que enfrenta en la era digital. Las redes, antes sus aliadas, ahora son un terreno de conflicto donde la censura y la libertad de expresión chocan. El presidente, quien inició su lucha repartiendo volantes, ahora se enfrenta a una nueva batalla, tratando de preservar su voz en un espacio digital que no tolera sus excesos, ni siquiera de un líder de la 4T.
Y aqui les dejo esta joya… de los tiempos dorados….
Una joya: el presidente @lopezobrador_ cuando decía que YouTube era un oasis y le agradecía el botón de oro por un millón de suscriptores. De las benditas redes a hoy, cuando es una plataforma “prepotente y autoritaria”.
— Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga) February 26, 2024
¿Quién cambió AMLO o YouTube? Los leo. pic.twitter.com/AruUTiJh42
