- A cinco semanas del devastador huracán Otis, historias de sobrevivientes emergen en Acapulco, Guerrero.
En los días posteriores al paso del huracán Otis por Acapulco, Ramón Magaña vivió una pesadilla: dos días atrapado en un casillero bajo los escombros de su hogar, bebiendo agua de una manta encharcada hasta que su hija logró encontrarlo. Cinco semanas después, como muchos de sus compatriotas, Magaña insta al Gobierno mexicano a no defraudar a la comunidad y brindar el apoyo necesario para la recuperación.
A pesar de haber perdido a seis miembros de su familia, Magaña regresó a su trabajo en un restaurante en la playa, considerándose afortunado, ya que muchos establecimientos aún no han reanudado sus operaciones debido a los estragos causados por el huracán. La búsqueda de personas en la zona sigue siendo lenta, y cuerpos siguen sepultados bajo los escombros, más de un mes después de la tragedia.
En las colonias afectadas, como la de Magaña, y sus alrededores, el huracán dejó no solo destrozos por vientos violentos, sino también deslaves que provocaron el colapso de numerosas viviendas. La población se enfrenta a la difícil tarea de recuperar lo que pueden, mientras luchan contra la insuficiencia de las acciones gubernamentales y buscan recursos económicos propios ante las pérdidas devastadoras.
El caso de Dolores Arias, vecina de la colonia Coloso, refleja la cruda realidad que muchos enfrentan. Su casa quedó inundada de lodo y basura tras el paso del huracán. A pesar de los esfuerzos, la calle permanece llena de residuos, y la falta de ayuda suficiente complica la recuperación de quienes perdieron sus hogares y posesiones.
