El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, ha denunciado que el crimen organizado ha avanzado tanto en México que ya tiene el control de ciertas partes del territorio nacional, además de estar coludido con autoridades de todos los niveles de gobierno.
En una entrevista con el semanario Proceso, el prelado declaró que el control y la violencia ocurren principalmente en las zonas limítrofes del país y entre los estados. Garfias Merlos destacó que la problemática de la violencia es más fuerte en la frontera con Estados Unidos o en la frontera con Centroamérica, al tiempo que señaló que hay un problema grave entre la frontera de Jalisco y Michoacán, entre Guanajuato y Michoacán, y la frontera entre Guerrero y Michoacán.
Las declaraciones del arzobispo se dan en el contexto de un informe-diagnóstico realizado por obispos mexicanos que asegura que el crimen organizado controla zonas del país, el cual será entregado al Papa Francisco.
Garfias Merlos reprochó que no se haya podido avanzar con el presidente Andrés Manuel López Obrador en la formación del Consejo Nacional para la Construcción de la Paz y la Reconciliación para enfrentar la violencia e inseguridad que flagelan al país. Aseguró que en tres encuentros que ha tenido con el mandatario, este siempre le dice que va a mandar a su esposa Beatriz Gutiérrez.
El arzobispo consideró que una de las razones de las confrontaciones y la muerte de inocentes es el pleito por el dominio de los territorios, lo que ha agravado la violencia en México. Además, señaló que en la colusión de las autoridades con la delincuencia organizada, es donde comienzan los intereses económicos, las descalificaciones por la obtención de beneficios o de curules, de encargos públicos.
Garfias Merlos recalcó que los grupos del crimen organizado están avanzando con el control de más territorio y también en la política; aunque aclaró que no es que el político esté coludido o favoreciendo la impunidad, sino que la delincuencia organizada está avanzando y tiene vínculos con los empresarios, con el sector salud, con las autoridades de todos los niveles de gobierno.
El arzobispo remató al declarar que lo más grave para el país es que “no creemos en nadie”, y eso es muy triste y muy lamentable, pues nos está destruyendo, además de que otro elemento que genera violencia social son las mentiras de las autoridades.