Enrique Aranda / Excélsior
Si bien la “imprudente” decisión de la diputada Cynthia López Castro de adelantar el destape de Alejandro A(m)lito Moreno Cárdenas como candidato a la Presidencia en 2024 sorprendió a más de uno, lo cierto es que el mismo no fue sino “un primer cale…” en el marco del proyecto elaborado por el cuestionado dirigente para consolidar su influencia y control al interior del Revolucionario Institucional (PRI), primero y, pasados los comicios, intentar “amarrar desde ya…” la nominación.
De confiar en versiones que gustan repetir ahora miembros del primer nivel de decisión del priismo, la (supuesta) previsión del campechano estaría basada, primero, en conseguir “un mejor resultado en la elección de junio, aunque con una votación similar a la de 2018” —una veintena de diputaciones federales por vía uninominal y 35 plurinominales, contra sólo nueve y 33 pluris con 17% (acumulado) de votación, y dos o tres de las gubernaturas en juego— para, en atención a ello, imponerse como coordinador de la bancada tricolor en la Cámara y, desde ahí, operar la sucesión presidencial.
Ello, claro, sin ignorar ni descuidar que si por alguna razón ajena no pudiera hacerse con la coordinación en el Legislativo, renunciaría a la curul en favor de su incondicional suplente a través de quien confía poder “operar” cuanta votación estratégica se presente, en estricto contacto con sus actuales aliados de Acción Nacional y de la Revolución Democrática, obvio, o como ha ocurrido en varias ocasiones durante su gestión al frente del partido, en apoyo de otras fuerzas políticas, el oficialismo moreno incluido.
Ahora que, como es obvio suponer, la personalísima pretensión de A(m)lito no necesariamente ha sido bien recibida en todos los ámbitos del PRI que, desde ya, al igual que el campechano, se aprestan a presentar un frente amplio en su contra con objeto, dicen, de que “si va a darse una recuperación de postulados, ideología y propuestas estratégicas del priismo tradicional, lo deseable es que ello se dé con un liderazgo renovado”, capaz de generar y defender políticas que vuelvan a posicionar al PRI en la preferencia de la población.
La apuesta, pues, es pública, igual que el rechazo de la misma. Veremos…
ASTERISCOS
* Con la declinación, ahora, de la priista Graciela Ortiz a su favor para crear un “bloque” y enfrentar al lopezobradorismo, la panista María Eugenia Maru Campos dio un nuevo paso hacia la gubernatura de Chihuahua. Antes, María Eugenia Baeza, de Redes Sociales Progresistas (RSP), hizo lo mismo…
* El evidente fracaso de las políticas de la 4T a nivel federal y local incide en las campañas, como en La Paz, Baja California Sur, donde, por ésa y otras causas, el priista Ricardo Barroso consolidó ya una amplia ventaja sobre la morena Milena Quiroga, que, dicen sus afines, hasta podría “tirar el arpa”…
* En el norte de la península y, otra vez, en ausencia de la morena Marina del Pilar Ávila, se realizó el tercer debate de candidatos, donde los del PES y del PAN, Jorge Hank y Lupita Jones, urgieron actuar para erradicar la grave inseguridad prevaleciente ante la ausencia del gobierno de Jaime Bonilla
