Este mes Cinépolis, la influyente cadena de salas de exhibición de películas, presentaría a sus acreedores un plan de negocios. Sería el saque para iniciar un proceso formal de reestructura financiera.
El grupo, que fundó en Morelia en 1971 Enrique Ramírez Miguel Villalón, arrastra una deuda bancaria de unos 29 mil millones de pesos con 20 instituciones financieras. Algo así como mil 350 millones de dólares.
Hasta el último trimestre de 2020 operaba 862 complejos con 6 mil 664 salas digitales, de los que 477 centros estaban en México y 385 en 17 países. Su cobertura alcanza unas 338 ciudades en todo el planeta.
La compañía tiene presencia en Estados Unidos, Brasil, Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, El Salvador, Colombia, Honduras, Guatemala, India, Indonesia, Arabia Saudita, Omán, Baréin y España.
Porque lo que resulte de la negociación con sus prestamistas incidirá en unas 35 mil 500 fuentes de trabajo, hoy golpeadas por el obligado cierre por el Covid-19, el de Cinépolis es un expediente que sigue la 4T.
Le informé que los bancos que llevan la voz cantante en un comité son BBVA de Eduardo Osuna y Banorte de Carlos Hank González. También destacan HSBC de Jorge Arce y Santander de Héctor Grisi.
A éstos los asesora en la parte financiera FTI Consulting, que maneja Vicente González, y en lo legal el bufete Creel, García-Cuéllar, Aiza y Enríquez, que comandan Carlos Aiza y Jean Michel Enríquez.
A Cinépolis lo asiste el afamado bufete neoyorquino Skadden Arps, que representa aquí Alejandro González, y en el ámbito jurídico Galicia Abogados, que encabeza Manuel Galicia.
El banco que lidera la reestructura es Lazard Advisory, que capitanea en México Alejandro Capote, asesor que recién amplió el periodo de espera o stand-still por cuando menos tres meses más.
Por lo que se sabe, hay toda la voluntad de los bancos por avanzar en una negociación ordenada que no implique detonar litigios. Por la fuerte exposición en el extranjero, incluso no es descartable buscar el Chapter 11.
Con todo y la mesura, el riesgo lo están constituyendo los arrendadores de espacios donde están la mayoría de sus complejos, a los que Cinépolis está pidiendo modificar radicalmente los contratos de rentas.
Las huestes de Alejandro Ramírez quieren pagar a partir del segundo semestre un porcentaje de sus ingresos, eliminando la iguala mensual previamente pactada antes de que apareciera la pandemia.
Adicionalmente pretenden trasladar a los dueños de los inmuebles, entiéndase de manera preponderante los grupos de desarrolladores inmobiliarios, los costos del mantenimiento de las salas.
El grupo más comprometido con Cinépolis es Fibra UNO, que preside Moisés El-Man y dirige Gonzalo Robina, en cuyos desarrollos alberga un total de 47 conjuntos de salas.
Le sigue Grupo Chedraui, que preside José Antonio Chedraui Eguia, con 28 complejos; más abajo figura Acosta Verde, de Jesús Acosta, con 16; Condominio, un grupo de propietarios independientes, 15.
En quinto arrendador más importante es Liverpool, que maneja Graciano Guichard, con 14 complejos, seguido de Planigrupo de Elliot Bross con nueve y Soriana de Ricardo Martín Bringas con ocho más.
Con información: Darío Celis / El Economista